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Denuncian explotación de jornaleros en Texas tras Harvey

HOUSTON, Texas (AP) — Guillermo Miranda Vázquez empieza su día cerca de un Home Depot, donde encuentra trabajo fácilmente junto con tantos otros jornaleros que ayudan a limpiar Houston después del paso del huracán Harvey.
Algunos días despeja pedazos de mampostería arruinados o saca a la calle muebles y alfombras destru
idos por las inundaciones de Harvey. Otras veces corta árboles y colabora en los cimientos de nuevas viviendas. Luce siempre jeans, zapatillas y camisetas, y a menudo está rodeado por el pútrido olor de aguas negras que inundaron las viviendas.
“Siempre me lavo bien y uso alcohol o algo parecido para no sufrir infecciones”, expresó Miranda, quien es guatemalteco. “Todavía no me enfermé”.
Cientos de jornaleros como Miranda han pasado a ser una parte integral de los esfuerzos para reconstruir la ciudad y trabajan en condiciones riesgosas al tiempo que sufren pensando en que pueden ser detenidos por las autoridades de inmigración por no tener permisos de residencia.
Harvey destruyó o dañó unas 200,000 viviendas e inundó buena parte de Houston y de otras comunidades costeras más pequeñas. La industria de la construcción ya padecía una escasez de mano de obra antes de la tormenta y el problema se agravó después de Harvey, generando una enorme demanda de jornaleros, que siempre desempeñan un papel clave en la reconstrucción tras el paso de tormentas y huracanes.
Activistas de la red nacional de jornaleros National Day Laborer Organizing Network recientemente investigó sus condiciones de trabajo. Las entrevistas que hicieron indican que la mayoría son expuestos al moho y a la contaminación, y no están al tanto de las protecciones legales que tienen incluso si se encuentran en el país ilegalmente. Los activistas han estado distribuyendo panfletos informativos y realizando talleres.
Aproximadamente una cuarta parte de los 350 jornaleros entrevistados dijo que se les niega los sueldos prometidos y que a veces los contratistas los dejan tirados en la obra hasta que terminan el trabajo, de acuerdo con un informe de Nik Theodore, profesor de la Universidad de Illinois en Chicago. Un 85% no recibió nunca clases sobre seguridad.
Más del 70% de los jornaleros están en el país ilegalmente y muchos de ellos regresaron luego de ser deportados, según el estudio. Sus ingresos siguen siendo de unos 100 dólares diarios, aunque algunos dijeron que cobran más tras el huracán.
Los jornaleros enfrentan los mismos problemas que hay siempre después de un huracán. Ya fueron clave en la reconstrucción de Houston tras el huracán Ike del 2008 y de tormentas que causaron graves inundaciones en el 2015 y el 2016. Luego del huracán Katrina del 2005, un estudio indicó que los jornaleros sin permiso de residencia cobraban menos que los demás y no tenían los equipos de protección de que disponen los que están en el país legalmente.
Pero mientras que el gobierno nacional suspendió algunas leyes laborales después de Katrina para facilitar la contratación de jornaleros sin permiso de residencia, el gobierno de Trump la ha emprendido contra la inmigración ilegal, aumentando redadas y las detenciones. En Texas, por otro lado, se aprobó este año una ley que despeja el camino para que los agentes policiales pregunten a la gente por su status inmigratorio y cooperen con las autoridades federales, que son las que tienen jurisdicción para lidiar con la inmigración ilegal. Buena parte de la ley entró en vigor después de Harvey, cuando un tribunal de apelaciones dejó sin efecto el fallo de un juez federal que había vetado la ley.
Martín Mares, un mexicano que vive en Houston desde 1995, dice que no teme ser detenido por la policía y entregado al servicio de inmigración mientras trabaja en la ciudad, que resistió la nueva ley en los tribunales. Pero sí le inquieta trabajar en los suburbios, donde la policía es más proclive a colaborar con el servicio de inmigración.
La alta demanda de jornaleros trajo a personas que no están acostum
bradas a trabajar en la construcción ni conocen las medidas de seguridad básicas, según Mares. Cuenta que hace poco vio a una mujer embarazada en un edificio que había sido inundado, sin guantes.
“La gente no piensa las cosas. No ven las consecuencias”, sostuvo. “Van y trabajan sin saber siquiera si les van a pagar”.
En Houston, donde se calcula hay unos 600,000 residentes que están en el país sin permiso, los líderes comunitarios temen por el impacto que puedan tener las políticas inmigratorias en la seguridad de los trabajadores. Incluso si no tienen permiso de residencia, los jornaleros tienen derecho a medidas que castigan a quienes no pagan los salarios y a trabajar en un ambiente seguro.
“Esta gente tiene miedo”, dijo Stan Marek, propietario de una empresa de la construcción de Houston que impulsa desde hace tiempo la legalización de los jornaleros. “No van a acudir a la policía si les roban. Es una fórmula que garantiza un desastre en nuestra comunidad”.
Sentado en una acera cerca de Home Depot recientemente, Miranda dijo que a menudo lidia con patrones que no le pagan lo prometido, pero que nunca hizo una denuncia a la policía.
“Estoy en este país como inmigrante. No tengo nada”, explicó. “El día que me pillen, me deportan”.


Advocates say Texas exploiting day laborers after Harvey

HOUSTON, Texas (AP) — Guillermo Miranda Vazquez starts his day in a parking lot near the Home Depot where he easily finds work alongside other day laborers who are cleaning up Houston after Hurricane Harvey.
Some days, he clears rotted drywall and hauls out furniture and carpet destroyed by Harvey's floodwaters. Other days, he chops fallen trees or helps to lay the foundations for new homes. He ventures daily into homes wearing a T-shirt, work pants and tennis shoes, often while surrounded by the pungent stench and raw sewage that flowed into homes during the flooding.
"I always wash and scrub myself, and I use alcohol or something similar so that I don't get infected," said Miranda, a native of Guatemala. "I haven't gotten sick yet."
Hundreds of day laborers like Miranda have quietly become an integral part of the recovery from Harvey, toiling in dangerous conditions amid the fear of being picked up by immigration authorities.
Harvey damaged or destroyed 200,000 homes and flooded much of Houston and smaller coastal communities with record amounts of rain and high winds. In a construction industry that already had labor shortages before the storm, it created a massive demand for the kind of work that day laborers have long performed after hurricanes and tropical storms.
Advocates from the National Day Laborer Organizing Network recently fanned out to these sites with pens and clipboards to survey the workers about the conditions they're experiencing. Interviews suggested most are routinely exposed to mold and contamination, and aren't aware of legal protections they have even if they're not in the country legally. Advocates have been passing out flyers with information and holding worker trainings.
About a quarter of the more than 350 workers surveyed said they had been denied wages promised for cleanup work after Harvey, sometimes by employers who abandoned them at work sites after they had completed a job, according to a report on the survey by Nik Theodore, a professor at the University of Illinois at Chicago. Around 85 percent had not received safety training.
More than 70 percent of the day laborers are in the U.S. illegally, some of them having previously been deported, the survey found. Their wages have stayed at around $100 a day, according to the survey, though some individual laborers said they were being paid more after the hurricane.
The problems they face have cropped up after every major recent storm. Day laborers were an integral part of Houston's rebuilding after Hurricane Ike in 2008 and more recent storms that flooded neighborhoods in 2015 and 2016. After Hurricane Katrina in 2005, one survey found that workers without legal authorization were being paid less and were less likely to have protective equipment than those who were in the country legally.
But while the federal government temporarily suspended some work-authorization laws after Katrina, the Trump administration ramped up immigration-related arrests this year and resumed field operations after Harvey. And Texas this year passed a law that prohibits police departments from stopping their officers from asking people about their legal status or cooperating with federal immigration authorities. Much of the law took effect a month after Harvey hit, when an appeals court overruled a federal judge's ruling against it.
Martin Mares, a native of Mexico who settled in Houston in 1995, said he's not worried about police stopping him or turning him over to immigration authorities while in the city, which joined several others in fighting the new law in court. But he said he's concerned about working in the suburbs or outlying areas, where law enforcement was more supportive of it.
The demand for labor has also drawn in people who are unaccustomed to the work and untrained in basic safety measures, Mares said. He recently saw a pregnant woman cleaning an apartment building that had flooded without wearing gloves.
"People don't analyze it. They don't see the consequences," Mares said. "They go to work without knowing whether the business will even pay them."
In Houston, which has an estimated 600,000 residents who are in the country illegally, community leaders worry about the impact of immigration policies on worker safety. Even day laborers without legal residency are entitled to federal protections against wage theft and safety hazards.
"These people are scared," said Stan Marek, who owns a Houston-based construction company and has long pushed for a program to legalize workers. "They're not going to go to the police if they get robbed. It's a formula for disaster in our community."
Sitting on the curb outside the Home Depot recently, Miranda said he has often dealt with employers — or "patrones" — who didn't pay what they promised, but that he hadn't reported anyone to the police.
"This is a country where I'm here as an immigrant. I don't have anything," Miranda said. "The day they catch me, they'll deport me."

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