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Bajo Trump, aumentan drásticamente deportaciones de cubanos

Bajo Trump, aumentan drásticamente deportaciones de cubanos

Bajo Trump, aumentan drásticamente deportaciones de cubanos


Miami, Florida (AP) — Tras buscar asilo en la frontera entre México y Estados Unidos, Pablo Sánchez fue colocado en un centro de detención y está en peligro de correr una suerte cada vez más común bajo la presidencia de Donald Trump: deportación a Cuba. 

Desde el inicio de la presidencia de Trump, las deportaciones de cubanos han aumentado a más de 800 en el año pasado debido a que el gobierno ha estado implementando una política aprobada apenas días antes que asumió el poder, y ha restringido el criterio de quiénes tienen derecho a pedir asilo. 

Ello ha afectado a miles de cubanos que durante décadas se beneficiaban de la política estadounidense de darles asilo, y de la renuencia de su propio país de aceptarlos de vuelta.

Por muchos años, los cubanos que huían de la isla de régimen comunista gozaban de privilegios singulares en Estados Unidos. Incluso después de terminada la Guerra Fría, tenían asegurada la residencia si llegaban a territorio estadounidense, en una política apodada “pies secos, pies mojados”.

Pero un acuerdo forjado en los últimos días de la presidencia de Barack Obama puso fin a ello y obligó a recibir de vuelta a ciudadanos que hayan recibido órdenes de deportación. Más aún, Cuba deberá considerar, caso por caso, permitir el regreso de miles de ciudadanos suyos que a lo largo de las décadas hayan recibido órdenes de deportación pero se quedaron en Estados Unidos porque Cuba se negaba a aceptarlos.

Pero desde que Trump asumió la presidencia, los cubanos que llegan a la frontera entre México y Estados Unidos se han topado con más obstáculos, incluyendo una nueva norma aprobada el mes pasado según la cual no reciben asilo los que hayan pasado por un tercer país sin haber solicitado asilo allí primero.

A pesar del nuevo acuerdo, Cuba sigue renuente a aceptar el retorno a de sus ciudadanos y es uno de diez países que Washington considera “recalcitrantes”. Ello le dificulta al gobierno estadounidense implementar a cabalidad sus medidas contra el asilo, y deja en la incertidumbre a muchos cubanos.

Muchos, como Sánchez, están desorientados por la situación.

Sánchez se casó con Barbara Rodríguez, una ciudadana estadounidense naturalizada que vive en Miami, pero que no pudo pedir una visa en Cuba para venir a estados Unidos a visitar a su esposa debido a que Washington bajo la administración Trump sacó casi todo el personal de su embajada en La Habana, dejando los asuntos consulares y de visados a las representaciones de Colombia o Guyana. Rodríguez dice que Sánchez era un perseguido político al tener roces con las autoridades locales por diversos episodios, entre ellos uno en que rompió una papeleta de referéndum como señal de protesta.

La pareja decidió que Sánchez tenía que salir de Cuba, al enterarse de que estaba siendo investigado y podía terminar en la cárcel. Convencidos de que no había tiempo que perder y ante la imposibilidad de conseguir una visa en Cuba, Sánchez viajó a Nicaragua y a través de México para pedir asilo en Estados Unidos, en un punto de cruce donde fue detenido y enviado al Servicio de Inmigración y Aduanas (Immigration and Customs Enforcement, conocido como ICE).

“Es cruel. Es cruel porque a pesar de llegar a este país y demostrarles de que vienes perseguido, de que tienes un miedo creíble positivo. Que después de todo, este proceso sea tirado por la borda”, dijo Rodríguez, quien habla por teléfono con su esposo todos los días. “Lo peor es que yo sé que lo único que es seguro ahí es la deportación”.

 

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