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Porque los autos chinos son vistos como un mal cuento

Por Enrique Kogan

Los fabricantes de automóviles Chinos han intentado, durante al menos una década, convencer a los conductores estadounidenses, a comprar un auto de marca china, pero no lo han logrado. Por ahora, el cuento chino de que sus vehículos son buenos, no esta funcionando.
GAC, Guangzhou Automobile Group Co. dijo en enero que empezará a exportar automóviles y vehículos utilitarios deportivos a Estados Unidos para el 2018, pero sus proyectos están en las nubes.
Su automóvil más reconocido se llama el “Trumpchi”, un nombre que de seguro no se podrá registrar en el país, ya que el presidente hará lo necesario para que así sea. Imagínense las bromas que llegaran con el “Trumpchi”, sobretodo sabiendo que la fiabilidad de estos nuevos vehículos chinos no está comprobada.
De las 100 mejores marcas globales de Interbrand, que las clasifica por valor y cómo influyen en la elección del consumidor, incluía sólo dos de China. Huawei en el nº 72 y Lenovo en el nº 99. Nada en relación a los automóviles.
Peor aún, cuando algo dice "Made in China", todavía evoca la desconfianza en muchas partes del mundo, una percepción alimentada por una procesión constante de los escándalos en la seguridad de sus productos.
En el ranking más reciente del Instituto de Reputación de las empresas más respetadas, ninguna de las firmas chinas alcanzó el top 100. Los fabricantes de automóviles de China no son la excepción.
El caso más famoso, es el Chery QQ, acusado de ser la copia exacta de un Chevrolet del 2004.
Hace poco, la automotriz inglesa, Jaguar Land Rover demandó a Jiangling Motors Co. de China sobre similitudes sorprendentes entre su Landwind X7 y el Land Rover Evoque.
Si la automotriz china GAC quiere hacer felices a los críticos y consumidores estadounidenses, tendrá que encontrar algo realmente original. Y todavía no cuenta con ello.
Como si fuera tabú hacer publicidad en los medios hispanos. Algunos recuerdan a Yugo, Isuzu, Daihatsu, Susuky, Peugeot, Renault, entre otras marcas, que evitaron el mercado hispano, y fueron repelidas por los americanos.
GAC tiene su propia historia de costosas promociones con un seguimiento limitado, incluyendo una inexplicable colocación de productos en el año 2014 con la película, "Transformers: Age of Extinction", que fue un éxito en china.
Pero, Estados Unidos no es muy pasional con el futbol, y GAC tendrá que pensar mucho más ambiciosamente si quiere entrar en un nuevo mercado, que es altamente competitivo.
También está entrando en el mercado estadounidense en un momento en que las marcas automotrices de todo tipo pueden estar en declive terminal, con la tecnología autónoma que borrara las distinciones entre ellos.
Además, si los quiere vender en el país, como modelos originales, sus automóviles tendrán que llegar con la reingeniería para cumplir con los más estrictos estándares de seguridad y emisiones de los Estados Unidos.
Un caso muy notorio fue el Mitsubishi Montero “cara de gato”, un modelo muy reconocido y querido en el caribe, que no pudo entrar al mercado de Estados Unidos, por no pasar los estrictos estándares de seguridad que le aplicaron.
En lugar de seguir adelante con una marca que es poco probable que resuenan con los estadounidenses, GAC podría buscar socios que tengan redes de distribución en el país, y vender sus vehículos con otro nombre. Caso Mitsubishi, aunque luego del acuerdo con Nissan sería difícil.
GAC debe intentar algo distinto a lo que los japoneses o coreanos han hecho, y deshacerse del Trumpchi, porque de otra manera la tendrá muy difícil.
Mientras tanto GM como Volvo están vendiendo automóviles de fabricación china en los Estados Unidos, bajo sus propias marcas, ya establecidas, incluyendo el Buick Envision, y el Volvo S60.
Claro, las reglas de fabricación y ensamblaje en China, que tienen estos productos, son del mejor estándar posible, y no parecen ser hechos en china.
Con cierto éxito, tanto Volvo como Buick están combinando la destreza de la fabricación china y el estilo de ventas estadounidense, sin hacer mucho ruido entre los consumidores.
Por ahora y sin ideas de cómo ingresar al país, de cómo hacer el marketing, y demostrar que sus productos son buenos, tanto GAC como otro fabricante chino tiene muy difícil el acceso a los Estados Unidos.
Yo no veo a Ramón comprando un “Trumpchi”, y llevándoselo con orgullo a María. “María te gusta mi Trumpchi ?, Hay Ramón, no me vengas ahora con tus cuentos chinos”.

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